¿En donde tenemos los recuerdos?
Tras un dia casi completo en el salon de clases, y despues de haber ejercitado la aritmetica, la gramática, y demás, la Maestra de aquel grupo observo su reloj, le pidio a los alumnos que se prepararan para salir, los niños guardaron sus útiles, como si les fuera la vida en ello, dió las últimas instrucciones previo a la salida de los niños, para asegurarse de que todo estubiera en orden, hizo una ultima pregunta, ¿Alguna duda?- Pregunto la maestra-, una manita levantada llamo su atención, era la del pequeño Jaimito de tan solo ocho años, niño medianamente
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timido, de complexion delgada y ojos expresivos, quien realizó una muy interesante pregunata, tal vez, la más interesante de todo el ciclo escolar, Maestra: ¿En dónde tenemos los recuerdos?-pregunto el pequeño- con un semblante que podría calificarse como la expresión universal de alguien que esta divertidamente confundido. La experimentada maestra, quien contava con larga trayectoria docente, levanto las cejas y con el dedo índice se rasco la sien, aclaro la garganta y ¡Los recuerdos!- exclamo la maestra-, bueno… los recuerdos estan en la mente, en la memoria, pero no están en un lugar específico, la memoria es una función del cerebro y no un lugar, aunque podríamos decir que los recuerdos se encuentran en el cerebro-. Pero… ¿Porque esa pregunta Jaimito? Es que-dijo Jaimito- todas las mañanas, al salir de la casa, mis Papás me dan la bendición, me dicen que me porte muy bien, que ponga mucha atención en la escuela, que me quieren mucho y me dan un beso, cuando me acuerdo de eso, siento un calorcito aquí, -esto decía Jaimito mientras se llevaba ambas manos al pecho- por eso mi duda, creí que los recuerdos estaban en el corazón o por ahí cerquita.
Todos tenemos en nuestras vidas, historias para recordar, algunas de ellas, mucho más significativas que otras, sin embargo, si hacemos un esfuerzo por clasificar los recuerdos gratos que hemos vivido, nos daremos cuenta que, los recuerdos que más atesoramos, ocurrieron en una situación cotidiana, seguramente fueron cosas pequeñas, tal vez solo fueron un “pequeño detalle”, sin embargo nos generaron un sentimiento especial, por el cual los recordamos. Tal vez nuestra historia, no está construida solo por recuerdos, sino por sentimientos a ellos asociados. Dicen, cultiva buenos sentimientos; refiriendose a, que con un poco de voluntad, se puede siempre tener buenas intenciones para con los demás, entonces podemos tambien decir que es posible cultivar buenos recuerdos. Si lo logramos enfocar nuestra vida a tener buenos recuerdos, buenos momentos, buenas experiencias, tendremos buenos sentimientos.
Sin importar la edad, como personas somos un terreno fertil en el que se puede cultivar cualquier cosa, cualquier virtud, cualquier habito, cualquier sentimiento y cualquier recuerdo; poseemos la inteligencia, la voluntad y la capacidad de amar, estas tres caracteristicas propias de la especie humana, nos permiten construirnos a nosotros mismos en lo que deseamos ser, en lo que nuestras experiencias nos permiten ser, somos nuesra propia materia prima, nuestro huerto, nuestro manojo de recuerdos, de sentimientos, depende de cada uno de nosotros que sea así, con pequeñas cosas cotidianas o con pequeños detalles con los que podamos generar en los demás calorcitos en el pecho, en el corazon, o por ahí cerquita.