Último día
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No era un día normal, cotidiano quiero decir, algo había de especial, tanto la que la había hecho despertar antes de que su padre encendiera la luz del pasillo de camino al patio; no se puso de pie, continuo recostada en su cama, con la cobijita blanca que le cubría hasta el cuello, no había ruido, solo escuchaba el inquieto latir de su corazón en su último día de clases en la primaria.
Con los ojos cerrados y sin querer, de pronto comenzó a recordar imágenes, momentos que vivió, como si hubieran pasado hace dos días. Se vio parada en el centro del patio, con una gran mochila, lonchera y zapatos nuevos, recordó el primer día de clases, aquel día que llegó a la primaria. Todo era grande y nuevo, un inquietante sentimiento de curiosidad y alegría la embargó, cuando una delgada jovencita se acerco y delicadamente la tomo de la mano mientras decía- yo seré tu maestra-.
Salió de la cama y con mas sueño que entusiasmo lavo su cara y cambio su pijama por ropa para la ocasión, sus sentimientos eran un poco confusos, ansiaba el momento de terminar el ciclo escolar, el inicio de las vacaciones, pero no quería dejar la primaria, sus amigas de la infancia no estarían con ella en una nueva escuela, una extraña incomodidad le trajo pensamientos raros que por el momento prefirió no reconocer.
La llegada a la escuela le dio un sabor de boca muy dulce, ese que solo la nostalgia del presente puede producir, los pasillos que recorrió todos los días parecían renovados y el ambiente festivo también llenó de alegría su corazón.
La platica del último día de clases se centro en las vacaciones de verano, en los planes para despertar tarde, y hacer lo que viniera en gana, para pasar el día sin horarios ni prisas, ni nada más que preocuparse por tener unos días divertidos y sin fatigas.
Muy cerca de la hora de salida, las actividades de cierre del ciclo escolar incluyeron baile y canto por parte de los alumnos de la primaria, de pronto un mariachi completo irrumpió en el patio de la escuela y con alegres sones y entonando a todo pulmón, los niños se comenzaron a despedir, ella se sentía aún mas extraña, las lagrimas llenaron sus ojos y abrazo a cada uno de sus compañeros con los que había compartido los últimos seis años, con quienes compartió travesuras y bellos momentos; abrazados y con la firme esperanza de seguir siendo amigos toda la vida, tomaron tantas “selfies” como fue posible, montones de videos que mas tarde compartirían y luego terminarían en añoranza.
Minutos mas tarde después de decir adiós y con la mochila en los hombros salió de la escuela, dejo atrás a los amigos, a los profesores, los patios, la tiendita escolar aunque lleva lleno el corazón de alegría, amor y experiencias que en el futuro serán virtud.
Al llegar a casa, entro lentamente, dejo la mochila junto a la puerta de la casa, ahí quedaron sus recuerdos, sus días de primaria y con ellos su niñez.
Ivan García