Sensaciones nocturnas
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Justo antes de dormir, en el momento en el que el cuerpo parece perder su peso y confundimos la realidad con los sueños, suceden cosas muy extrañas e interesantes.
Tengo un amigo desde la escuela preparatoria, que en el momento, justo antes de dormir, justo a a este al que me refiero, dice sentir que cae al vacío, como si no estuviera recostado sobre su cama, como si estuviera flotando en un punto ingrávido del planeta, al sentir la caída, sufre un sobresalto intenso, se exalta se sienta sobre su cama y no puede conciliar el sueño, cada noche pasa por esto, hasta cinco veces en la misma semana y en más de una vez por noche, está cada vez más cansado y preocupado por esta afección.
Una paciente, se refiere a ese momento, como “el del olor fresco”, refiere que desde que tiene memoria, tal vez desde los cuatro o cinco años de edad, justo antes de dormir, percibe un aroma “fresco” similar al del campo por la mañana, al del pasto recién cortado, al de la briza del mar después del quebranto de una gran ola, y ese aroma, lo percibe solo por un instante y sin darse cuenta de cuanto dura, se queda dormida.
En la “Crónica de la Conquista de la nueva España”, en su versión en catalán, hace la siguiente referencia –“ por las noches después de cada día y jornada extenuante, Hernando de Cortés, previo a dormir, bajo el resguardo de su armada personal, movía su mano derecha, a manera de caricia de mejilla a un ser invisible, ese movimiento, le daba la paz que le permitía descansar”-
Recuerdo también que durante un viaje nocturno en autobús, uno de los tantos pasajeros, en ese momento al que nos estamos refiriendo, daba un ronquido tan fuerte y estrepitoso, que a el mismo lo despertaba, y sobresaltado por la vergüenza e inquietud de sus compañeros de viaje, no tenia otra opción que ofrecer una sincera y muy embarazosa disculpa, solo para regresar a la quietud, relajarse y nuevamente justo antes de caer en el sueño, lanzar un nuevo estrepitoso e inquietante ronquido de bestia feroz.
En mi particular experiencia, durante ese breve instante, curso por una relajación muy profunda, en donde puedo ver la silueta de una mujer hermosa, de tez blanca y labios intensamente rosados, fija su verde mirada en mi y logro percibir el enervante aroma de su pelo, muchas veces o casi todas las veces, esta imagen me hace sonreír y regreso de inmediato a la realidad, solo para abrir los ojos y ver a la misma hermosa mujer recostada a mi lado, y al igual que al gran conquistador español, su sola compañía, me provee la paz necesaria que me permite descansar.
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Ivan Garcia